Los expertos alertan de que el agua corriente contiene productos químicos, agrícolas, restos de medicamentos... …
Una investigación del New York Times, reveló que el agua del grifo causa erupciones en la piel y quemaduras, erosiona el esmalte dental, y a menudo, contiene arsénico, plomo, bario y otros químicos tóxicos. A esta misma conclusión llego otra investigación de Associated Press.
Según datos de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU (EPA), 1 de cada 5 escuelas investigadas violó la Ley de Agua Potable Segura durante la última década.
La Dra. Susanne Bennett, experta en Alergias Naturales y defensora del Medioambiente, asegura que la eliminación de estas sustancias químicas del agua potable reduciría significativamente su carga tóxica interna y puede mejorar la capacidad natural del cuerpo para hacer frente a los síntomas de la alergia.
En su libro, The 7 Day Allergy Makeover, recomienda seguir estos cinco pasos para eliminar de forma segura las toxinas, partículas y microbios del agua del grifo, y obtener cantidades adecuadas de agua purificada para reducir los síntomas de alergia y restaurar la salud.
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Bebe sólo agua purificada.
Olvídate del mito de ocho vasos al día.
Reduce la contaminación del agua. Para ello debes instalar un sistema de Ósmosis Inversa que filtra el arsénico y el cloro, los dos productos químicos más comunes en el agua del grifo. Un estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives demostró que es frecuente encontrar arsénico en el agua potable y que puede contribuir al cáncer de piel. La misma publicación descubrió subproductos de la cloración como los trihalometanos, que podrían contribuir al bajo peso al nacer, provocar el parto prematuro, defectos de nacimiento, defunciones fetales, y otros problemas adversos del embarazo.El agua filtrada elimina todas las toxinas naturales y sintéticas, microbios, escombros y minerales. Es cien por cien pura, de alta calidad y tiene un gran sabor.Hasta que lo instales puedes comprar agua purificada, en vidrio (no en botellas de plástico). La etiqueta debe indicar que el agua ha sido filtrada y procesada a través de un sistema de ósmosis inversa.
Otra opción: Contratar a una empresa especializada que te haga una entrega mensual de agua filtrada mediante ósmosis inversa, no de manantial o agua fluorada.
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Instala un sistema de purificación."Lo mejor que puedes hacer por tu pelo cuesta menos de nueve centavos al día", dijo el Dr. Mehmet Oz en el programa de Oprah. "Poner un filtro de carbón en la alcachofa de ducha."La piel absorbe el agua cuando te lavas las manos o te duchas. Las toxinas pueden filtrarse a través de las células de la piel, provocando la activación y exacerbando los alérgenos.Bennett recomienda instalar un sistema de purificación para toda la casa, que se conecta al sistema de tuberías, filtrando el cloro, los productos químicos, las partículas y los microorganismos. Este agua no es para el consumo, sino para cepillarse los dientes, lavarse las manos, ducharse y lavar la ropa.
Si esto no es posible, compra un filtro de ducha y cambíalo dos veces al año.
Evita el agua fluorada. Además de en el agua del grifo, el fluoruro se esconde en numerosos productos como la pasta y los enjuages dentales, algunos medicamentos, hojas de té verde y negro, y bebidas como refrescos y zumos.
En Francia, varias estudios aseguran que existe una relación directa entre la presencia de residuos de medicamentos en el agua potable, el autismo y los trastornos del comportamiento.
Según explica el Dr. Pierre Souvet, presidente de la Asociación Francesa de Medicina Medio Ambiental (ASEF), “otras investigaciones demuestran que causa problemas de reproducción y de resistencia bacteriana”.
Los especialistas han identificado varios culpables. Desde su fabricación y uso hasta su destrucción, el fármaco tiene múltiples oportunidades de interferir en el medio ambiente.
Sin embargo, la principal fuente de contaminación proviene de la gente ... Después de ser ingerido, el producto viaja - a través de la orina y las heces- hasta las plantas de tratamiento de aguas residuales, que no fueron diseñados para manejar este tipo de contaminación.
Pero el problema real no vendría de los fármacos ingeridos sino de los que no se consumen. "En Francia, sólo se recicla una cuarta parte de los medicamentos, de modo que cada año se tiran decenas de miles de toneladas de medicamentos no utilizados.
“¡Acaban en el retrete!", lamenta el Dr. Patrice Halimi, secretario general de ASEF. Entre ellos se encuentran antibióticos, antidepresivos, betabloqueantes, antiinflamatorios, agentes de contraste o anticonceptivos.
Lo ideal sería que todos los agentes de la cadena (médicos, farmacéuticos, pacientes...) fueran conscientes de esto y modificaran su conducta, mientras según Halime “hay que pensar en una nueva forma de consumir para tratar el problema en su origen, es decir, para reducir el número de medicamentos no utilizados”.
Fuentes: huffingtonpost.com / lepoint.fr
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