No luches contra los pensamientos negativos. Tan sólo acéptalos, y luego rápidamente déjalos ir.
Luchando y peleando con tu propia negatividad, la prolongas y te vuelves más negativo aún. En cambio, opta rápidamente por dejarla ir y por enfocar tu energía positiva en propósitos positivos.
No tienes por qué sentirte culpable o arrepentido por ser negativo. Simplemente avanza moviéndote hacia algo más significativo y positivo.
Aceptas lo que ha sido y súbitamente ya no te sientes agobiado por ello. Sé sinceramente agradecido por el hecho de tener una opción, y haz que ésta sea la de mirar hacia adelante y no hacia atrás.
Deja de permitir que tu propia negatividad te afecte y muy pronto dejará de acosarte. Cuando tus pensamientos negativos dejan de provocar una reacción, pierden su carga negativa.
Descarta cada pensamiento negativo en el preciso instante en que aparece. Y repentinamente ese mismo instante se volverá muy positivo y productivo.
— Gabriel Sandler
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