Lo que haces te vuelve mejor en relación a lo que piensas. Lo que piensas te vuelve más efectivo en cuanto a lo que haces.
Ponte en marcha, después de pensar en las consecuencias que podrías esperar a partir de esas acciones. Dedica algunos pensamientos a eso que pretendes hacer, y luego pon manos a la obra, haciéndolo.
Expresa tus mejores y más auténticos pensamientos a través de tus actos. Concentra y dale fuerza a tus acciones a través de tus pensamientos.
Equilibra la inteligencia informada de tus pensamientos con la efectividad práctica de tus acciones. Pensamiento sin acción no vale gran cosa, y acción sin pensamiento podría ser peor aún.
La excelencia verdadera proviene de la sinergia entre pensamiento y acción. Ambos son esencialmente indispensables, y ninguno sirve de mucho sin el otro.
Considera, cuestiona, observa, evalúa, intenta, planifica, y luego hazlo. Piensa en lo que estás haciendo y encárgate de hacer aquello que piensas.
— Gabriel Sandler
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