Invierte tu atención
Siempre estás pendiente de algo. Aunque el objeto de tu atención
pueda cambiar rápidamente y a menudo, en todo momento tu
atención está centrada en una u otra cosa en particular.
Tienes la capacidad de enfocarte larga y consistentemente si así lo
decides, y también tienes la capacidad de dejarte llevar por la
corriente. Ambas capacidades pueden resultar extremadamente
valiosas, cada una a su manera.
Lo importante es que la elección en cuanto a cuál será el objeto
de tu atención está en tus manos. No puede serte impuesta por
ninguna otra cosa que tu propia decisión.
Observa las variadas maneras en las que has puesto tu atención
en diversas cuestiones y considera qué te han aportado cada una
de esas elecciones. Al decidir dónde poner tu atención en cada
momento, utiliza tu experiencia como guía.
Las posibilidades a tu disposición dependen de la dirección en
la que mires. Piensa en los tipos de lugares en los que has
encontrado valor real y duradero en el pasado, y sabrás
dónde mirar.
En tu atención yace un poder enorme, y tú puedes decidir
exactamente dónde enfocar ese poder en cada instante.
Opta por apuntar siempre la fuerza de tu atención de
manera tal que te eleve, tanto a ti como a tu mundo,
cada vez más alto.
Y no permitas que nadie te robe tus sueños y siempre mantente enfocado
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