Cuando las cosas salen mal
Cuando las cosas salen mal, detente y cuestiónate lo siguiente.
¿Quieres empeorar las circunstancias, o prefieres mejorarlas?
Enojándote y sintiendo resentimiento ante una situación
complicada, lo único que lograrías sería complicarla más
aún. Concentrándote únicamente en a quién hay que
culpar y en buscar algún tipo de recompensa no
resolverá el problema.
En cambio, aléjate un paso de lo que está sucediendo y haz
todos los esfuerzos posibles para observar objetivamente, con
la mente abierta, todos los factores involucrados. Tómate unos
instantes para observar todo con tranquilidad y en perspectiva.
Cada vez que las cosas salgan mal, tendrás frente a ti montones
de oportunidades para marcar una diferencia positiva. Situaciones
complicadas, así de indeseables como puedan ser, a menudo
traen consigo valiosas oportunidades que no podrías encontrar
en ningún otro lado.
Busca la manera de responder de manera tal que termines en
una situación fortalecida respecto de la que estabas antes de
que el problema se presentase. Considera la situación como
una oportunidad, y en eso se convertirá.
Cuando las cosas salgan mal tendrás la posibilidad de dar un
paso adelante y crear valor concreto y real, pleno de sentido
y sumamente necesario. El impulso que generes haciéndolo
seguirá llevándote rápidamente hacia adelante.
Y no permitas que nadie te robe tus sueños y siempre manten tu enfoque
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