Curando el mal de la dilación
La única cura para la dilación es la acción. Ve más allá de desearlo,
soñarlo, considerarlo, debatir las opciones y encárgate de que
suceda de una vez.
Si, será un poquito incómodo, requerirá esfuerzo, demandará compromiso
y te meterás en desafíos complicados. Así que pregúntate si realmente
tienes la intención de hacer que suceda o si vas a preferir postergarlo
una y otra vez de manera tal que nunca se concrete.
Lo que se concreta, lo que se lleva a cabo, es lo que se hace ahora. En un
ratito, en un par de semanas, en algunos años, cuando encuentres el tiempo
para hacerlo, estos “algún día”, nunca llegan.
Reemplazar “nunca” por “algún día” ayuda, porque te obligará a confrontar con
el asunto en cuestión. Date la opción de elegir entre hacerlo ahora o no hacerlo
nunca y, si realmente es importante para ti, lo más probable es que decidas
hacerlo ahora.
Este momento, ahora mismo, está lleno de un valor inmenso. Puedes decidir
poner manos a la obra y hacer tuyo ese valor, o puedes optar por no hacer
nada dejando así atrás y para siempre su enorme tesoro.
Decide aceptar la tremenda oportunidad que ya está a tu alcance. Deja de
lado las excusas, y haz que este sea el momento en cual pegues el salto
hacia acciones reales, concretas, efectivas y plenas de sentido.
Y recuerda no dejes que nada ni nadie te robe tus sueños y siempre mantengase enfocado
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