Educate y sera tu diferencia//ALIMENTACION VIVA.

[rafael diaz]

ALIMENTACIÓN VIVA

Estuvimos con Gabriel Cousens, el médico y maestro espiritual norteamericano que difunde la corriente life food a través de ceremonias sagradas.

“Cuando mi esposa estaba embarazada, soñé que mi bebé era un pollo. Desde ese día, no volví a probar carne”, dice Gabriel Cousens, médico ayurvédico, maestro espiritual y director de la organización Tree of Life (www.treeoflife.com), con sede en los Estados Unidos. Tan simple y tan radical.

 

Primero fue dejando las carnes, después los huevos, los lácteos, y la búsqueda se fue profundizando hasta llegar a la “comida viva” que, desde su organización, difunde como la mejor corriente alimenticia para optimizar nuestra calidad de vida.

 

La clave es no cocinar más e inclinarse por alimentos orgánicos de origen vegetal, con el mínimo de procesos. “Cuando cocinás, perdés el 50 por ciento de las proteínas, del 60 al 80 por ciento de las vitaminas y minerales y el 95 por ciento de los fitonutrientes –plantea Cousens–. Con la alimentación viva podés comer la mitad y tener más nutrición. En todos nuestros programas, incluida la cura de la diabetes, la gente baja de peso sin hacer una dieta específica.”

Porque, además de todo, Cousens tiene más de treinta años de experiencia curando diabetes en forma natural y es autor de varios libros sobre alimentación y salud, entre los que está Hay una cura para la diabetes, próximo a presentarse en la Feria del Libro de Buenos Aires.

 

El camino espiritual empezó poco después de que se hiciera vegetariano, allá por la década del 60.

Viajó a la India, conoció a un maestro y se quedó siete años en ese país. Y ahí sintió por primera vez el despertar del kundhalini. Cousens baja el tono cuando cuenta que se elevó hacia la nada y que, al retornar, escuchó una voz (así, sin especificar) que le dijo: “Deberías aprender a vivir y a comer de tal manera que apoyes este despertar del kundhalini”.

 

Hoy, este ex entrenador y médico de equipos de fútbol norteamericanos enseña yoga y sostiene

que es necesario despertar a la diosa que vive en cada uno de nosotros. Puede sonar místico,

pero muchas veces, al desterrar prejuicios, asoman sorpresas. “Podés seguir esta corriente sin la

creencia espiritual; pero no es tan divertido”, dice Gabriel con una sonrisa.

 

Animémonos, entonces. ¿Qué hay que hacer? Para empezar, seis pasos que todos deberíamos seguir: ayuno y nutrición espirituales; activar el prana y el pranayama a través de la respiración y el yoga; ejercer servicio y caridad; encontrar un maestro espiritual y estar en contacto con la naturaleza; ejercitar el silencio con meditación, mantras y rezos y, por último, recibir la energía del shakti para despertar nuestro kundhalini interno.

Esto, de hecho, es lo que Cousens hace a través de un ritual denominado “Shabbat chamánico”,

al que nos invita.

 

El Shabbat

Todo empezó con los rollos del Mar Muerto, descubiertos en 1945. En ellos aparecían nombrados

por primera vez los esenios, una comunidad hebrea del siglo II a. C. que llevaba una vida totalmente asceta entre las montañas. Estos manuscritos, cuentan los que saben, tenían un Evangelio en que se explicaba cómo tener salud y longevidad, qué alimentos comer para no enfermarnos y vivir muchos años: semillas, frutas y cosas crudas sin ningún tipo de cocción, nada que hubiera pasado por el fuego.

 

Estas premisas empezaron a circular en los 60 entre especialistas, como la doctora estadounidense Ann Wigmore, quien aseguró haberse curado de diversas enfermedades a través de la comida cruda. A partir de entonces, distintos maestros fueron tomando la posta, entre ellos, Gabriel Cousens.

 

Los esenios decían que para cada día del año hay un ángel y así invocaban al del Aire, al del Cielo, al de la Tierra… Por eso, Cousens, que logró armar un híbrido entre la tradición hebrea y los rituales de los nativos norteamericanos a través de esta ceremonia, dispuso un altar alrededor del cual nos sentamos todos para volver a invocar a estos ángeles. Con agua, velas y flores blancas; con cantos, luces bajas y meditaciones. Bailamos descalzos sobre la tierra del jardín y nos lavamos las  manos unos a otros. Cerramos los ojos para dejar que él nos vaya tocando la frente, dándonos

la energía del shakti y despertando el kundhalini.

 

Después compartimos experiencias. Gabriel escucha y asegura que todas son señales del despertar de la diosa, ese fuego interno que ahora debemos seguir alimentando a base de alimentos que tengan vida. Así que probamos el pan de trigo deshidratado y terminamos con un banquete de quesos de semillas, wraps de verduras, trufas de cacao puro… Terminado el Shabbat, Cousens se acerca. “Si todo el mundo se alimentara sólo de vegetales, habría suficiente comida para alimentar al mundo siete veces más. Las vacas consumen los recursos de comida para la humanidad: cien vacas comen el grano que podrían comer dos mil personas”, dice. Una argumentación convincente (o al menos tentadora) para quien quiera inclinarse por esta dieta, o empezar de a poco y tenerla en el horizonte como meta final. “Nosotros enseñamos la cultura de la vida. Esta alimentación implica compartir los recursos naturales, disminuye el impacto en la ecología, le da de comer a todo el mundo y no implica sufrimiento en los animales.”

 

¿Hacen falta más explicaciones?

 

¿Que se come?

La alimentación viva busca preservar la energía de los alimentos, de ahí que no se cocinen. Pero hay una leve diferencia con el crudivorismo, porque aquí se priorizan siempre las semillas germinadas, de todo tipo, portadoras de la información presente en la naturaleza. Recién después se suman los brotes, los vegetales crudos, frutas de todas las variedades (siempre de estación), bebidas y alimentos fermentados y alimentos deshidratados. De más está decir que carnes, lácteos, harinas, alcohol y cualquier producto cocido, refinado o industrializado están prohibidos. Para darte un ejemplo de qué cosas podrías preparar en tu casa, Marcela Benson (nutricionista de Tree of Life) nos preparó una leche de coco. ¿Ingredientes? Almendras, cacao, maca, coco rallado, agua y semillas de sésamo. Un consejo: remojá las semillas desde un día antes para lavar los inhibidores enzimáticos, una protección natural generada para que no la coman los animales. Después, un poquito de sal marina y voilà: ¡a la licuadora!