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REVELA TU LUCHA A UN AMIGO O GRUPO DE APOYO PARA DERROTAR A LA
TENTACIÓN
No tienes que hacer pública tu tentación al mundo entero, pero
necesitas contar con por lo menos una persona a quien expresarle con
sinceridad tus luchas. La Biblia dice: "Es mejor que tengas un
amigo, a que estés completamente solo... Si caes, tu amigo puede
ayudarte. Pero si caes sin tener un amigo cercano, estás realmente
en problemas", Eclesiastés 4:9-10.
Aclaremos esto: Si estás perdiendo la batalla contra un persistente
y mal hábito, una adicción o una tentación y estás atrapado en un
círculo vicioso de buenas intenciones, fracaso y culpa, ¡no te
mejorarás por ti mismo! Necesitas ayuda de otras personas. Algunas
tentaciones sólo se superan con la ayuda de un compañero que ora por
ti, te anima y te ayuda a asumir tu responsabilidad.
El plan de Dios para tu crecimiento y libertad incluye a otros
cristianos. La comunión auténtica y sincera es el antídoto en la
lucha solitaria contra los pecados difíciles de abandonar. Dios
dice que esta es la única manera para lograr
liberarse: "Confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por
otros, para que sean sanados" Santiago 5:16.
¿Realmente quieres ser sanado de esa tentación que sigue
derrotándote de continuo? La solución de Dios es muy clara: ¡No la
reprimas; confiésala! ¡No la ocultes; manifiéstala! La revelación
de tu sentimiento es el principio de la sanidad.
Si escondes tu dolor sólo lo intensificas. Los problemas crecen en
la oscuridad y se agrandan, pero cuando son expuestos a la luz de la
verdad, se encogen. Solo, estás tan enfermo como tus secretos. Así
que quítate la máscara, deja de disimular que eres perfecto y camina
hacia la liberación.
Satanás quiere que pienses que tu pecado y tentación son únicos y
que, por lo tanto, los tienes que guardar en secreto. La verdad es
que todos estamos en el mismo barco. Todos luchamos contra las
mismas tentaciones (1 Corintios 10:13) y "todos hemos pecado"
Romanos 3:23. Millones han sentido lo mismo que tú y han enfrentado
las mismas luchas que tienes en este momento.
Escondemos nuestros defectos por orgullo. Queremos que otros
piensen que tenemos todo "bajo control". La verdad es que cualquier
cosa de la que no puedes hablar ya está fuera de control en tu
vida: problemas con las finanzas, con tu matrimonio, con los hijos,
con pensamientos, con la sexualidad, con hábitos secretos o con
cualquier otra cosa. Si pudieras solucionarlos por ti mismo, ya lo
habrías hecho. Pero no puedes. La fuerza de voluntad y las
resoluciones personales no son suficientes.
Algunos problemas están demasiado arraigados en ti, son hábitos
demasiado fuertes y demasiado grandes como para que puedas
resolverlos solo. Necesitas un grupo pequeño o un compañero mentor
que te anime, te apoye, ore por ti, te ame incondicionalmente y te
pida cuentas. Después podrás hacer lo mismo por ellos.
Siempre que alguien me confía: "Yo nunca le he dicho esto a nadie
hasta ahora", me emociono por esa persona porque sé que está a punto
de experimentar un gran alivio y liberación. La válvula de presión
va a ser liberada, y por primera vez vas a ver un rayo de esperanza
en tu futuro. Siempre sucede cuando hacemos lo que Dios nos dice
que hagamos, reconociendo nuestras luchas a un amigo consagrado.
Permíteme hacerte una pregunta difícil: ¿Hay algún problema que
disimulas en tu vida? ¿De qué cosas tienes miedo de hablar? No vas
a resolverlo solo. Sí, se necesita humildad para reconocer nuestras
debilidades ante otros, pero la misma falta de humildad es lo que
nos impide mejorar. La Biblia dice: "Dios resiste a los soberbios,
pero da gracia a los humildes. Así que humíllense delante de Dios"
Santiago 4:6-7.
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