La Navidad es un momento de gran energía, la magia está presente en estas fechas y es por ello que debemos aprovechar estas fiestas porque todos los rituales que hagamos tendrán mucha fuerza.
Celebrar la Navidad en una casa en la que continúa la energía negativa del año que está por finalizar no es nada propicio. Tenemos que prepararnos para que entren las nuevas oportunidades del nuevo año que vamos a recibir.
El momento más mágico de la Navidad es el día 21 de Diciembre, fecha en la que tiene lugar el solsticio. Es una fecha de finalización y comienzo de nuevas etapas. El solsticio es propicio para terminar asuntos pendientes, atar cabos sueltos y hacer una limpieza general. Es el momento para deshacernos de todo aquello que ya no nos sirva (sea material o no). Tenemos que ordenar nuestra vida y así estar preparados para que pueda entrar la energía positiva del nuevo año.
Según cuenta la tradición en este día el espíritu navideño desciende a la Tierra para cumplir nuestros deseos. Y para recibirlo debemos encender en número impar velas rojas, doradas y naranjas (si encendemos las velas o inciensos con cerillas de madera tendrán mayor energía). Una vez encendidas debemos abrir las puertas y ventanas de la casa durante unos minutos para dejar salir la energía antigua y dar paso a la nueva. También debemos perfumar la casa con aroma de mandarina.
Meditando sobre el año que termina, reflexionaremos sobre lo que nos ha ido bien, lo que haríamos de otra manera, lo que hemos dejado atrás…y pensaremos en lo que queremos en un futuro, en nuestras peticiones. Apagaremos las velas y escribiremos en un papel lo que no nos ha gustado del año que se va. Después, de nuevo encendemos las velas y anotamos las cosas nuevas que queremos para el nuevo año, nuestras peticiones. Guardamos el papel a buen recaudo hasta el año siguiente, momento en el que haremos revisión de todo lo anotado y de quemarlo dando gracias por las peticiones cumplidas.
¡Feliz solsticio!
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