Cáncer: qué es, qué lo causa y cómo tratarlo (XXXVII)

    LOS HONGOS SHIITAKE, REISHI, MAITAKE Y KOMBUCHA, EFICACES EN EL
    TRATAMIENTO DEL CÁNCER
Utilizados desde hace milenios como medicinas imprescindibles por las más antiguas tradiciones orientales pero ignorados por la ciencia occidental hasta hace muy poco los hongos siguen esperando a que nuestros oncólogos reconozcan su valor en el tratamiento del cáncer. Hongos como el Shiitake, el Reishi, el Maitake o el Kombucha han demostrado en numerosos estudios de laboratorio con animales y en algunos casos con pacientes su capacidad para reforzar el sistema inmune sin producir efectos tóxicos. El factor común a todos ellos es la presencia de un polisacárido natural, el betaglucano, al que los científicos reconocen ya hoy su valor como inmunomodulador anticancerígeno.

Utilizados desde hace milenios como eficaces remedios por las más antiguas tradiciones orientales pero ignorados hasta hace muy poco por la actual Medicina alopática los hongos siguen esperando a que nuestros oncólogos reconozcan su importancia en el tratamiento del cáncer. Existe información
 de las enormes cualidades del Agaricus Blazei Murill, más conocido como "el champiñón del sol". En este hablaremos de las propiedades del Shiitake, el Reishi, el Maitake y el Kombucha. Y es que en Oriente se conocen sus propiedades terapéuticas desde tiempo inmemorial.
El Shiitake, por ejemplo, se usa desde hace más de 6.000 años por sus virtudes medicinales y es conocido por los practicantes de la Medicina Tradicional China como "hongo de la longevidad o elixir de vida". El Kombucha se consume en China desde hace más de 2.500 años para controlar distintos tipos de enfermedades. El Reishi es citado ya por el más conocido médico de la dinastía Ming, Li Shih-Chen, en su famoso libro Ban Chao Gang Moo (La gran farmacopea) en el que escribiría: "Tomar continuamente Reishi ayudar a desarrollar un cuerpo fuerte y saludable, y asegura una larga vida". Y el Maitake llegó a ser tan valioso en tiempos feudales -tanto por su excelente sabor y textura como por sus beneficios terapéuticos- que su peso se pagaba en monedas de plata.
Bueno, pues a pesar de ello la farmacología occidental los ha ignorado y eso que son numerosos los estudios científicos que se han realizado sobre sus propiedades terapéuticas. Eso sí, la mayoría en centros de investigación de Oriente. Claro que según los mismos el secreto de su eficacia está en la sinergia de todos sus componentes (aunque alguno pueda potenciar determinados efectos más que otros) y esa es la razón de que prácticamente no existan grandes ensayos clínicos occidentales con ellos en pacientes de cáncer. Y es que ningún gran laboratorio está dispuesto a gastarse miles de millones de dólares en demostrar que son poderosos anticancerígenos porque, ¿cuál sería su beneficio teniendo en cuenta que no podría patentarlos y sus principios activos, aisladamente, no tienen la misma efectividad?
Y, sin embargo, existen suficientes estudios científicos "in vitro" y en animales así como experiencia clínica en humanos como para sostener que todos ellos son útiles para tratar el cáncer. Quienes alberguen dudas no tienen más que leer un trabajo reciente -se dio a conocer en octubre del 2004- de los investigadores polacos J. Rajewska y B. Balasinska titulado Compuestos biológicamente activos de los hongos comestibles y su beneficioso impacto en la salud. A modo de resumen, ambos investigadores señalan: "Los hongos comestibles son una valiosa fuente de compuestos biológicamente activos. Algunos son usados para la prevención y terapia de enfermedades como el cáncer y enfermedades cardiovasculares. Su mecanismo antitumoral es complejo. Las sustancias biológicamente activas en los hongos disminuyen el daño sobre el ADN, reducen las concentraciones carcinógenas y su activación, inhiben el crecimiento de las células cancerosas a través de la eliminación de los radicales libres, estimulan el sistema inmune e inducen la apóptosis de las células tumorales. El estímulo del sistema inmunológico por los compuestos biológicamente activos presentes en los hongos comestibles protege contra el frío, la gripe y las infecciones. Y también ayuda en la inhibición viral del VIH. Los hongos contienen además sustancias eficaces que disminuyen la fracción LDL del colesterol en sangre. Asimismo previenen la acumulación de triacligliceroles en suero reduciendo así el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Propiedades terapéuticas que provienen de polisacáridos específicos como los betaglucanos y quitosanos presentes en ellos".
Los investigadores que han dedicado parte o la totalidad de su trabajo a las aportaciones de estos hongos coinciden en que hay un factor común que les hace únicos: la existencia de polisacáridos -básicamente macromoléculas de azúcar- entre los que destacan los beta-1,3 glucan y los beta-1,6 glucan que, según diversos estudios realizados desde la década de los años 60, estimulan las defensas del organismo.
El investigador de la Universidad de Haifa (Israel) Sp. Wasser afirma en su estudio Los hongos medicinales como fuente de polisacáridos antitumorales e inmunomoduladores publicado en noviembre del 2002 lo siguiente: "La actividad de los polisacáridos presentes en los hongos es especialmente beneficiosa en la experiencia clínica cuando se usa junto con la quimioterapia. Los polisacáridos previenen la oncogénesis, muestran actividad antitumoral directa contra diversos tipos de tumores y previenen la metástasis. Los polisacáridos no atacan a las células cancerosas directamente sino que provocan su efecto antitumoral activando diferentes respuestas inmunes en el organismo. Su acción antitumoral se consigue a través de un mecanismo inmuno-timo dependiente".
Estudios todos ellos que no hacen sino confirmar lo que P. K. Tsung, bioquímico y especialista en Medicina Tradicional China, escribió en su obra Anti-Cancer and Immuno-stimulating Polysaccharidesen el boletín del Oriental Healing Arts Institute en 1987: "Los estudios sobre la actividad biológica o immunológica de los polisacáridos activos puede ser la base de la búsqueda de agentes anticancerígenos desde un punto de vista immunoterapéutico". Tsung y otros muchos investigadores creen que la actividad anticancerígena y la capacidad inmunoestimulante de estos polisacáridos produce un natural efecto antienvejecimiento razón por la cual han sido tradicionalmente identificados como hongos de la longevidad.
EL REISHI (GANODERMA LUCIDUM)
El Reishi es un hongo comestible conocido en Japón y China desde hace al menos 2.000 años que ha sido estudiado por los médicos tradicionales chinos con interesantes respuestas clínicas. Era conocido como el Alimento que cura o la Seta de la inmortalidad por sus propiedades antienvejecimiento a pesar de lo cual sólo en los últimos 50 años ha despertado el interés científico occidental. De ahí que esté también presente en la mayoría de los estudios sobre hongos medicinales –especialmente sus principios activos- y si bien no hay demasiados ensayos clínicos en cáncer si hay abundante experiencia “in Vitro” y en animales además de evidencias clínicas indirectas que avalan su uso como suplemento en anticancerígenos.
“Basándonos en datos indirectos –afirma por ejemplo Raymond Y. Chang del Institute East-West Medicine de la Universidad de Cornell- las indicaciones para el uso del Ganoderma en el tratamiento del cáncer incluye la suplementación:
a) Para reducir los efectos secundarios durante el tratamiento con quimioterapia o radioterapia.
b)  Para prolongar la supervivencia y minimizar la posibilidad de metástasis.
c)  Para mejorar la calidad de vida. Y,
d) Para prevenir ocurrencia o repetición. En suma, aunque la cura de cualquier  tipo de cáncer sólo con Ganoderma es improbable, es probablemente beneficioso bajo las circunstancias definidas en la mayoría de los casos de malignidad”.
Otros estudios científicos avalan esas conclusiones. En Inhibición de la per oxidación lipídica y del daño oxidativo del ADN a través del Ganoderma lucidum (2001) un grupo de investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Seúl confirmarían las expectativas: “Las especies de oxígeno reactivo (ROS) –como los aniones superóxidos y los radicales hidroxilos- están asociadas con carcinogénesis y otras condiciones patofisiológicas. Por consiguiente, la eliminación o inactivación de ROS o la inhibición de su generación en exceso pueden ser beneficiosas por lo que se refiere a reducir el riesgo para el cáncer y otras enfermedades. El Ganoderma lucidum ha sido usado en la medicina oriental tradicional y tiene potenciales actividades antiinflamatorios y antioxidantes. En este estudio nosotros probamos el fragmento del amino-polisacárido (designado como G009) del Ganoderma para probar su capacidad de proteger contra el daño oxidativo inducido por el oxígeno reactivo. Estos resultados sugieren que el G009 del Ganoderma lucidum posee potencial quimiopreventivo.
Los mismos efectos anticancerígenos se derivan de las investigaciones de J. Jian y V. Slivova reflejadas en el trabajo "El Ganoderma lucidum suprime el crecimiento de células de cáncer de pecho a través de la inhibición de la señalización Akt/NF-KappaB". Además de develar en él su mecanismo de actuación, los investigadores hacen un reconocimiento general de sus bondades. “El Ganoderma lucidum (Reishi) es un hongo asiático popular usado durante más de 2 milenios para la promoción general de salud siendo conocido como hongo de la Inmortalidad. También se usó en la Medicina Tradicional China para prevenir o tratar variadas enfermedades, incluido el cáncer. Nosotros hemos demostrado anteriormente que el Ganoderma lucidum inhibe el crecimiento de células de cáncer de pecho MD-MB-231 modulando la señalización de Akt/NF-KappaB y podría por tanto tener un uso terapèutico potencial para el tratamiento de cáncer de pecho”.
No es difícil encontrar numerosos estudios que, como en el caso del Shiitake, apuntan siempre en la misma dirección que los citados. Por eso todo lo estudiado y validado respecto a las propiedades antitumorales de los betaglucanos es extensivo al Reishi. Claro que además de polisacáridos betaglucanos antitumorales e inmunomoduladores el Reishi contiene un alto volumen de terpenoides, entre ellos el ácido ganodésico, molécula similar al esteroide humano con efecto antialérgico por ser inhibidor de la histamina y que posee efectos citotóxicos. También puede considerarse beneficioso para los pacientes de cáncer por su contenido en hemicelulosa de alto peso molecular –no absorbible pues por el ser humano- y a la que se relaciona con el arrastre de sustancias precancerígenas evitando su absorción y facilitando su excreción. Estas fibras parecieran actuar sobre todo en la prevención del cáncer de colón y recto. El Reishi es también rico en germanio que facilita la producción de interferón y disminuye el dolor en los estadios finales del cáncer por su efecto antiinflamatorio. Ha demostrado asimismo ser eficaz en el 74,9% de los casos de cáncer de hígado en un estudio dirigido por el biólogoYan Xin, científico de la Universidad de Ciencias e Ingeniería de Beijing (China). Y con menores efectos secundarios que los tratamientos químicos convencionales.

También abundan los testimonios de médicos que han utilizado el hongo como parte del tratamiento de pacientes de cáncer. Es el caso del doctor Fukumi Morishige, colaborador del Instituto Linus Pauling, quien lo ha utilizado solo y en combinación con vitamina C. “Traté a una mujer de más de cincuenta años –recuerda Morishige- con cáncer de pecho. Después de la cirugía había desarrollado metástasis y cáncer pulmonar. Pues bien, empezó a consumir diariamente unos 6 gramos de Reishi durante 6 meses y el tumor pulmonar canceroso desapareció”. También confirmaría haber tenido éxito con otros tipos de cáncer “Hace algún tiempo –escribió- vino al hospital un paciente para el tratamiento de metástasis de cáncer rectal al hígado. Se le dieron 6 gramos de esencia de Reishi y a los 6 meses las tomografías revelaron que el tumor había disminuido a aproximadamente 1 centímetro. Normalmente el cáncer rectal es difícil de tratar. Algunos casos incluso son terminales. La recuperación de este paciente sólo podía deberse al Reishi. Aunque los casos de cáncer de cerebro, pulmones e hígado son los más serios pienso que son más fáciles de tratar que los casos que involucran órganos digestivos ya que es más duro para los pacientes de estos últimos ingerir el Reishi oralmente”. La decisión es suya.

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